Observaba yo los últimos rayos del amanecer
cuando la intrusa oscuridad asecho mi morada
y susurrándome al oído me dijo:
Aléjate del mundo
aléjate de la muerte
y, del dolor de la miseria.
Corre pequeña Niña,
no te dejes alcanzar por la sombra de los recuerdos,
huye de la Torre de marfil que te condena al sufrimiento.
No mires con temor la tormenta que trae el viento.
Lánzate del barco de papel,
déjalo sólo en la profundidad del océano,
recuerda que no pueden navegar el mismo viento
son diferentes el río y el tiempo.