martes, 31 de mayo de 2016

Diálogo I: sobre la idea de substancia



Interlocutores: Filóteos, Fronéo, Techneo[1].

Al caer la tarde Techneo se dirige a la casa de su maestro, pero en la plaza central de Edimburgo varias personas murmuran entorno a las palabras de Filóteos, gran sabio entre la comunidad. Techneo para su marcha y escucha atentamente sus palabras

Filóteos: Quien de ustedes ha de dudar de la causa infinita de las cosas, en la inmortalidad del alma  y de la existencia de una verdad absoluta. Equivocaos están al pensar que las ideas provienen de sí mismo o del mundo sensible que se presenta ante nosotros.
Quién nos asegura ahora, no estar sumergidos en un profundo sueño, en el cual nos encontramos en la plaza central de Edimburgo preguntándonos si estamos dormidos o despiertos. De aquí deduzco que no  hay indicio  por los que podamos distinguir entre la vigilia y el sueño.

Sin embargo, pensemos tal vez que nuestro cuerpo no es como lo percibimos y que los sueños  no son otra cosa sino la representación de cosas reales y verdaderas. Acaso el  pintor para formar una obra no ha de tomar del mundo exterior todos los elementos para fabricarla.

¡Por esta razón señores!, he dicho  que todas las cosas generales como: nuestro cuerpo, aunque sean imaginarias han de existir y fueron creadas de otras ideas más simples  y verdaderas. Aunque se esté despierto o dormido hay ideas tan verdaderas que no podemos dudar de ellas, o decidme cómo dudar que  cinco y siete es doce o que el triángulo no tiene tres lados.

Hace ya mucho tiempo que ha surgido en mí la idea de un Dios omnipotente causa general de todas las cosas, un Ser soberanamente perfecto y verdadero cuya  existencia se encuentra en cada uno de nosotros y de la que no podemos dudar.

Sé muy bien que muchos hombres niegan la existencia de un Dios sumamente poderoso y verdadero, tomándolo como una fábula que se ha creado en su imaginación.  Dejemos que deliberen erróneamente y si queréis oír las pruebas que tengo para demostrar la existencia de Dios, los invito  a escuchar con atención  todos mis argumentos.

 Muchos hombres se marchan y quedan en la plaza algunos sacerdotes y misioneros que atentos toman nota  a las palabras del maestro. Techneo aguardara allí hasta el final.

Filóteos: Debemos alejarnos primero, de todo aquello que nos cause duda o al menos librarnos de todas las cosas que podemos verificar como dudosas. Supongo que todos los objetos que nos rodean  son falsos, que nada puede existir verdaderamente si lo confirman los sentidos, creo pues, que el cuerpo, la extensión, la forma  es una imaginación de mi espíritu  y que nada puedo conocer. Entonces ¿Qué hay, pues, digno de ser considerado como verdadero? Tal vez una sola cosa: que nada cierto hay en el mundo[2].

Pero recordemos señores, que siempre hay en nosotros un ser maligno que nos puede engañar sobre las cosas que percibimos. Sin embargo, tengamos presente que este ser maligno no conseguirá que Yo no sea nada mientras piense que soy algo.

Techneo: Maestro,  cómo conseguiremos no dudar de nuestros pensamientos si estos son producto de las cosas que percibimos.

Filóteos: Mi querido Techneo, te he visto andar por estos lugares con aquellos dogmáticos materialistas que no te permiten ver con claridad la esencia de las cosas, aleja de ti todos estos perjuicios que enceguecen a tu espíritu. Examinemos tu pregunta.
Recordemos primero la distinción  entre alma y cuerpo, por un lado la naturaleza el cuerpo consiste, en una figura que ocupa un espacio, que no puede pensar ni sentir y por lo tanto no posee la facultad el dudar.

Por otra parte el alma,  es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, imagina y siente. Es tan evidente que soy yo el que duda, el que entiende, el que desea. Tengo también el poder de imaginar  y finalmente, soy el mismo que siento; percibo ciertas cosas como por los órganos de los sentidos[3]

Por lo tanto el alma es la facultad donde se origina todo pensamiento, es ella la que nos proporciona el entendimiento y es mediante  esta substancia que podemos deducir que existimos. Así nuestra existencia es verdadera mientras estemos pensando.

Pero te preguntaras mi querido Techneo, cómo reconocer aquella substancia, dejemos claro que la substancia no necesita nada más que de sí misma para existir, pues no depende de elementos externos a ella para mostrar su existencia. Para comprender lo que te estoy diciendo, intentemos esto: cerraré los ojos, me taparé los oídos, condenare todos mis sentidos a la inacción, borraré de mi pensamiento las imágenes de las cosas corporales, y, si no es posible, las reputaré vanas y falsas; y considerando atentamente mi interior, trataré de hacerme más conocido y familiar a mí mismo[4].  Ahora dime qué fue lo que encontraste

Techneo: La conciencia maestro, es verdad  no dude un solo momento de que estaba pensado.

Filóteos: Has comprendido Techneo, el pensamiento es lo único que no podemos separar de nosotros, pero bien, pasemos a examinar los errores que han cometido los hombres al negar la existencia de la substancia. El primero de ellos consiste en creer que todas las ideas que se encuentran en mí son tomadas  del mundo exterior, el segundo es afirmar que las ideas están hechas  por nuestros propios sentidos.

Pero si consideráis, que las ideas no pertenecen esencialmente a los fenómenos materiales y si aceptas que las ideas han nacido con nosotros, las cuales llamamos innatas producto de una substancian única e infinita que nos proporciona todo el entendimiento, no cabría ningún problema.

La substancia al existir  por medio de sus atributos mencionados anteriormente, se le debe otorgar toda independencia del mundo exterior y sostener que es una unidad perfecta y verdadera. De esta forma damos veracidad a la  existencia de las ideas innatas.

Pasemos ahora a comprobar la idea de Dios,  por la idea de Dios entiendo una substancia inmutable, eterna e infinita, por la que yo y todas las demás cosas que podemos observar o percibir por nuestros sentidos  han sido creadas y producidas.

De todo lo que hemos dicho acerca de la substancia podemos afirmar: Dios  es la causa eficiente de todos los fenómenos que aquí se presentan, al ser verdadera y poseer realidad objetiva, es evidente que esta causa produce efectos que son los fenómenos  que percibimos.

Por lo tanto se puede afirmar  que Dios existe; porque, si bien la idea de la substancia está en mí, puesto que soy una substancia, no tendría la idea de la substancia infinita, siendo yo finito, si no hubiera sido puesta en mi espíritu por una substancia verdaderamente infinita[5]

Techneo: ¿Cómo es posible conocer la idea de un ser más perfecto que yo?

Filóteos: La idea de Dios es clara y distinta, la cual posee de verdad absoluta  y por lo tanto no debemos tacharla de sospecha. Esta idea de un Ser omnipotente es plenamente verdadera y no es posible dudar  que su idea no nos presente nada real, es decir, sus atributos -pensar, sentir, dudar, etc.- son las prueba de su existencia.

Techneo basta que comprendas, todas las razones que te he dado y que concibas en tu pensamiento todas las cosas que encierran alguna perfección  y por tanto realidad. Recuerda que Dios es infinito y que la naturaleza del hombre no alanzará a comprender completamente la infinitud, pero esto no es  impedimento para concebir la idea de un Ser superior[6].

Pero aquí cabría preguntarnos ¿de quién habré recibido mi existencia?[7] Acaso de mí mismo o de todas las cosas externas que constituyen mi existir, pero si yo dependiera de mí mismo no tendría la facultad de pensar, de dudar  o de sentir; porque recordemos que todo estos atributos hacen parte de la naturaleza del alma.  Así que, si pensamos todas estas cualidades como propias es indudable que poseamos un alma sumamente superior a mí.

Y me preguntaras, si es posible creer que esté ser del cual dependo no pueda ser Dios, pues es evidente que no, ya que; en la causa debe haber, por lo menos tanta realidad como en el efecto; y si soy cosa que piensa y tengo alguna idea de Dios, es preciso que la causa de mi ser sea también una cosa que piense y tenga la idea de todas las perfecciones que atribuyo a Dios[8].

Fronéo da fin a su discurso, una gran tormenta se avecina sobre la ciudad.

Es preciso concluir  ahora, esas grandes nubes que se encuentran encima de nosotros son la causa de una gran tormenta, pero debo reconocer antes que la idea de Dios ha quedado demostrada con toda evidencia, por el hecho que existo  y que en mí se encuentra la idea de Dios.

Los sacerdotes y misioneros cubren las cabezas con sus largas túnicas  y se marchan como un rebaño de corderos negros hacia la entrada de la iglesia. Techneo acelera su paso y  llega a la casa de su maestro.

Fronéo: Oh! Techneo no te esperaba tan tarde, siéntate  te encuentras bastante alterado, parece como si hubieras visto un fantasma. Cuéntame qué te ha sucedido.

Techneo: Maestro, creo que he visto a Dios.

Fronéo: ¡Tonterías Techneo!, no me digas  que la causa de tu retraso fue el detenerte en la plaza a escuchar a esa partida de charlatanes que nada bueno han de traer a la razón del hombre.

Techneo: Así es maestro,  y me encuentro confundido, es verdad que existe un ser superior a nosotros que nos brinda la facultad de pensar y por lo tanto nosotros existimos.

Fronéo: Hace varias semanas que tuve una discusión bastante agitada con ese tal Filóteos y enfurecido ante la fuerza de mis argumentos salió de la plaza, creí que no volvería, pero ya ves, aquello dogmáticos nunca se cansan. Pero examinemos Techneo la causa de tu perturbación.

Primero mostraremos el origen de las ideas y con esto se dará paso a mostrar que las ideas provienen de las percepciones que tenemos del mundo exterior, y que  no son ideas innatas impresas en nuestro pensamiento por algún Ser superior al hombre.
Recordemos que las percepciones se dividen en impresiones e ideas, pues nuestras ideas simples derivan  de impresiones simples que luego se forman en ideas compuestas, así todos nuestros pensamientos se derivan de impresiones de sensación, es decir, de las  percepciones.

Observa esto Techneo, si al cerrar tus ojos y pedirte que pienses en la habitación en la que te encuentras ahora,  y te pregunto qué es lo que ves, me  mencionaras con exactitud las cosa que yo puedo veo con mis ojos abierto[9], por lo tanto la idea que  tienes de la habitación fueron impresiones que se marcaron en tu pensamiento al entrar al lugar. Si alguien quisiera dudar de ello que muestre, cómo es posible concebir  una idea simple  que no surja de una impresión correspondiente o que una impresión simple no  provenga de una idea.

Consideremos primero las impresiones y luego pasaremos a las ideas, las impresiones se dividen en dos clases, por la sensación y reflexión; El primer género surge en el alma, originariamente por causas desconocidas. El segundo se deriva, en gran medida, de nuestras ideas [10]

Así una impresión tomada de la sensación, son las que nos hacen sentir, calor, miedo, frio, angustia etc., estas sensaciones se quedan en nosotros como una copia que llamamos idea. Cuando esta idea  de calor o frío  vuelven a presentarse  producen nuevas impresiones que son llamadas impresiones de reflexión.

Techneo: Entonces maestro,  las ideas que están en nuestro pensamiento copia de nuestras impresiones  dan origen  también a otras impresiones e ideas.

Fronéo: Esta es la relación que existe entre impresiones e ideas, que cada uno puede ser a su vez simple o compuesta, con esto podemos esclarecer que nuestras ideas no provienen de algún tipo de alma que se encuentra por fuera del hombre, sino de nuestras impresiones. Pero profundicemos con mayor detenimiento la idea de substancia.

Si la idea de substancia es posible  esta debe provenir de una impresión  y como lo dijimos anteriormente las impresiones son de sensación o de reflexión, pues qué sentido tendría que la substancia  proviniera de una sensación y si fuese de la reflexión  sería difícil concebirle a la substancia  estados o cualidades como son: las pasiones o las emociones.

Así que no tenemos ninguna prueba de la existencia de la substancia, pues si tuviésemos una idea de substancia deberíamos tener una impresión de dicha substancia, ya que toda idea  deriva de una impresión.

Pero  aquellos hombres que defienden la existencia de la substancia  afirman que: la substancia es algo que existe por sí mismo, pero yo les pregunto, acaso todo lo que se concibe claramente no debe existir y si la substancia no se presenta por medio de las impresiones, se puede inferir que no es posible como idea.

Por más que busquen el origen de las ideas por fuera de nuestras percepciones seguirán cayendo en equívocos metafísico,  por lo tanto si existiera una substancia inmortal, ya habría existido en nuestro pensamiento  antes que nosotros mismos.  Y si su existencia anterior no nos concernió en absoluto, tampoco habrá de concernirnos  su existencia posterior[11].

Techneo: Ahora comprendo maestro, que al cerrar mis ojos, tapar mis oídos y borrar de mi pensamiento las imágenes corporales, como lo ordenó Filóteos, creí conocer mi conciencia, pero lo que sentí fueron ideas de  mi pensamiento.

Fronéo: Has razonado correctamente mi querido Techneo, cuando nos analizamos a nosotros mismos, lo único que encontramos son haces de percepciones diferentes, que suceden unas a otras y que están en continuo movimiento[12], más no encontramos ninguna percepción por fuera de nosotros.

Toda idea que concebimos de nosotros mismo no es más que  producto de todas las experiencias que hemos tenido, por lo tanto si creíste ver tú conciencia esta sensación fue la idea que se tiene de sí mismo. Así aquello que esos hombres han llamado substancia no es otra cosa que ideas.

Pues, cada  vez que penetro en lo que llamo yo mismo, tropiezo con una u otra percepción particular, de calor o frío, luz o sombra, amor u odio, dolor o placer. Nunca puedo aprehenderme yo mismo sin una percepción, y nunca puedo observar más que la percepción.[13]

Con los argumentos expuestos en esta larga noche, espero que no te dejes engañar nuevamente de aquellos sofistas que no hacen otra cosa que persuadir a los hombres de su recta razón y conducirlos a entidades metafísicas inalcanzables para el entendimiento humano.

 Por ahora debes comprender que la existencia de una substancia es solo producto de la imposibilidad de imaginar que nuestras ideas simples son la copia de una impresión simple  y nos acostumbramos  erróneamente a suponer que  la substancian es el origen de aquellas ideas[14].

Techneo: Veo con mayor calidad, al dejarme persuadir por Filóteos aseguré que el origen de nuestras ideas eran concebidas por una substancia absoluta e infinita, plenamente verdadera de donde se originan todas las demás ideas de nuestro pensamiento, llamado Dios.

Maestro  pero me surge una inquietud, la causa de una idea simple es la repetición de las experiencias que se encuentran en nuestra mente.

Fronéo: No podía ser de otra manera, pues  aquellas cosas de las que no tenemos experiencia directa, son justificadas  únicamente por la experiencia, así la causa de nuestras ideas simples están dadas por el hábito, por ejemplo: si dijo que el sol saldrá mañana, por experiencias pasadas, es justificable decir que efectivamente saldrá el sol. Por lo tanto, podemos inferir que nuestras experiencias futuras serán iguales a las pasadas.

Techneo: ¿existe alguna justificación lógica o racional para concluir que nuestras experiencias futuras serán similares a las pasadas?[15]

Fronéo: En estos tiempos se ha introducido en las academias el método deductivo que busca, según ellos, ampliar el conocimiento científico, pero  detengámonos en este cuestionamiento. Es cierto que la inducción lógicamente es injustificable porque está fundamentada en probabilidades de hechos pasados, es decir, no es la razón sino la costumbre la que guía el entendimiento del hombre.

Sin embargo, algunos hombres afirman que no es posible pensar de manera inductiva sino deductiva, es decir, a la hora de conocer no procedemos de manera inductiva, eso es, no partimos de la experiencia particular e inferimos una general, sino  que conocemos de manera deductiva; que consiste en formular hipótesis  o conjetura y a partir de  la experiencia buscamos falsarlas.

Ellos argumentaran algo como esto: la genuina inducción por repetición no existe. Lo que se asemeja a la inducción es el razonamiento hipotético bien contrastado y corroborado de  acuerdo con la razón y el sentido común, ya que hay un método de corroboración- el intento de refutar una teoría cuando  parece posible su reputación. Si fracasa este intento, puede hacerse con fundamento racional la conjetura de que constituye  una buena  aproximación a la verdad- en todo caso mejor que su predecesora.[16]
Según esta teoría la inducción no es posible verificarla lógicamente o inferir de ella la verdad.

Techneo: Entonces ¿No podemos obtener seguridad con la inducción, por medio de las continuas repeticiones de los hechos de la experiencia?

Fronéo: No desde un punto de vista lógico, pero sí desde el racional[17], voy a mencionarte cuatro argumentos que esclarecerán el método inductivo: primero, la inducción (es decir, inducción por repetición) es totalmente válida desde un punto de vista racional; segundo, en nuestras acciones o creencias confiamos en la existencia de cierta realidad que no es totalmente caótica; tercero,  a la vista de la (1), esta confianza es irreparable irracionalmente y por último la naturaleza humana es esencialmente irracional.[18]

Mi querido Techneo, ya se hace de día  y me queda aún una cosa por mostrarte; no cabe duda que las percepciones son posibles únicamente en la conciencia del hombre, pues cuando dormimos caemos en la inconciencia y perdemos nuestras ideas.  Ahora te invito mi joven Techneo a suprimir tus percepciones cayendo en el sueño profundo por los aromas del alcohol.

Fronéo saca una botella de vino y beben juntos hasta que el cielo deslumbra por completo el crepúsculo del nuevo día.



[1] Filóteo/ griego: amante de dios/  en favor de la idea de Descartes sobre la posibilidad de la substancia.
Fronéo / grg: entendimiento o razón/  quien muestra el pensamiento de Hume y  rechazará la existencia de la substancia
Techneo: / grg: técnica o ciencia/  discípulo de Fronéo
[2] Descartes,  1990, p 58
[3]  Ibíd., p 61
[4] Ibíd., p 63
[5] Ibíd., p 68
[6]  Aquí termina el primer argumento  de la existencia de Dios, Filóteos dará pasa a su segundo argumento.
[7]  Ibíd., p 70
[8] Ibíd., p 70
[9] El ejemplo es tomado del primer libro del Tratado de la naturaleza humana
[10] Hume,1988, p 24
[11] Hume, 1988, p 138
[12] Ibíd., 1988, p 252
[13] Ibíd., 1988, p 356
[14]  Hasta aquí el argumento en contra de la substancia de Descartes.
[15]  Aquí se introduce el método deductivo de Popper.
[16] Popper, 1994 ,p 99
[17]  Entendiendo  racional  como posibilidad de la impresión, pues  las impresiones pueden ser sensibles o racionales.
[18] Estos cuatro argumentos son tomadas  de Popper, Conocimiento objetivo, p 100

David Hume.