Interlocutores: Filóteos, Fronéo, Techneo[1].
Al
caer la tarde Techneo se dirige a la casa de su maestro, pero en la plaza central de Edimburgo varias personas murmuran entorno a las palabras de Filóteos,
gran sabio entre la comunidad. Techneo para su marcha y escucha atentamente sus
palabras
Filóteos:
Quien de ustedes ha de dudar de la causa infinita de las cosas, en la inmortalidad
del alma y de la existencia de una
verdad absoluta. Equivocaos están al pensar que las ideas provienen de sí
mismo o del mundo sensible que se presenta ante nosotros.
Quién nos asegura ahora, no estar sumergidos en un
profundo sueño, en el cual nos encontramos en la plaza central de Edimburgo
preguntándonos si estamos dormidos o despiertos. De aquí deduzco que no hay indicio
por los que podamos distinguir entre la vigilia y el sueño.
Sin embargo, pensemos tal vez que nuestro cuerpo no es
como lo percibimos y que los sueños no
son otra cosa sino la representación de cosas reales y verdaderas. Acaso
el pintor para formar una obra no ha de
tomar del mundo exterior todos los elementos para fabricarla.
¡Por esta razón señores!, he dicho que todas las cosas generales como: nuestro
cuerpo, aunque sean imaginarias han de existir y fueron creadas de otras ideas
más simples y verdaderas. Aunque se esté
despierto o dormido hay ideas tan verdaderas que no podemos dudar de ellas, o
decidme cómo dudar que cinco y siete es
doce o que el triángulo no tiene tres lados.
Hace ya mucho tiempo que ha surgido en mí la idea de un
Dios omnipotente causa general de todas las cosas, un Ser soberanamente
perfecto y verdadero cuya existencia se
encuentra en cada uno de nosotros y de la que no podemos dudar.
Sé muy bien que muchos hombres niegan la existencia de un
Dios sumamente poderoso y verdadero, tomándolo como una fábula que se ha creado
en su imaginación. Dejemos que deliberen
erróneamente y si queréis oír las pruebas que tengo para demostrar la
existencia de Dios, los invito a
escuchar con atención todos mis
argumentos.
Muchos hombres se marchan y quedan en la plaza
algunos sacerdotes y misioneros que atentos toman nota a las palabras del maestro. Techneo aguardara allí hasta el final.
Filóteos:
Debemos
alejarnos primero, de todo aquello que nos cause duda o al menos librarnos de
todas las cosas que podemos verificar como dudosas. Supongo que todos los
objetos que nos rodean son falsos, que
nada puede existir verdaderamente si lo confirman los sentidos, creo pues, que
el cuerpo, la extensión, la forma es una
imaginación de mi espíritu y que nada
puedo conocer. Entonces ¿Qué hay, pues,
digno de ser considerado como verdadero? Tal vez una sola cosa: que nada cierto
hay en el mundo[2].
Pero recordemos señores, que siempre hay en nosotros un
ser maligno que nos puede engañar sobre las cosas que percibimos. Sin embargo,
tengamos presente que este ser maligno no conseguirá que Yo no sea nada
mientras piense que soy algo.
Techneo:
Maestro, cómo conseguiremos no dudar de nuestros pensamientos
si estos son producto de las cosas que percibimos.
Filóteos:
Mi
querido Techneo, te he visto andar por estos lugares con aquellos dogmáticos
materialistas que no te permiten ver con claridad la esencia de las cosas,
aleja de ti todos estos perjuicios que enceguecen a tu espíritu. Examinemos tu
pregunta.
Recordemos primero la distinción entre alma y cuerpo, por un lado la naturaleza
el cuerpo consiste, en una figura que ocupa un espacio, que no puede pensar ni
sentir y por lo tanto no posee la facultad el dudar.
Por otra parte el alma, es una cosa que duda, entiende,
concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, imagina y siente. Es tan evidente
que soy yo el que duda, el que entiende, el que desea. Tengo también el poder
de imaginar y finalmente, soy el mismo
que siento; percibo ciertas cosas como por los órganos de los sentidos[3]
Por lo tanto el alma es la facultad donde se origina todo
pensamiento, es ella la que nos proporciona el entendimiento y es mediante esta substancia que podemos deducir que
existimos. Así nuestra existencia es verdadera mientras estemos pensando.
Pero te preguntaras mi querido Techneo, cómo reconocer
aquella substancia, dejemos claro que la substancia no necesita nada más que de
sí misma para existir, pues no depende de elementos externos a ella para
mostrar su existencia. Para comprender lo que te estoy diciendo, intentemos esto:
cerraré los ojos, me taparé los oídos, condenare todos mis sentidos a la inacción, borraré de mi pensamiento las
imágenes de las cosas corporales, y, si no es posible, las reputaré vanas y
falsas; y considerando atentamente mi interior, trataré de hacerme más conocido
y familiar a mí mismo[4].
Ahora dime qué fue lo que encontraste
Techneo: La
conciencia maestro, es verdad no dude un
solo momento de que estaba pensado.
Filóteos:
Has
comprendido Techneo, el pensamiento es lo único que no podemos separar de
nosotros, pero bien, pasemos a examinar los errores que han cometido los
hombres al negar la existencia de la substancia. El primero de ellos consiste
en creer que todas las ideas que se encuentran en mí son tomadas del mundo exterior, el segundo es afirmar que
las ideas están hechas por nuestros
propios sentidos.
Pero si consideráis, que las ideas no pertenecen
esencialmente a los fenómenos materiales y si aceptas que las ideas han nacido
con nosotros, las cuales llamamos innatas producto de una substancian única e
infinita que nos proporciona todo el entendimiento, no cabría ningún problema.
La substancia al existir
por medio de sus atributos mencionados anteriormente, se le debe otorgar
toda independencia del mundo exterior y sostener que es una unidad perfecta y
verdadera. De esta forma damos veracidad a la existencia de las ideas innatas.
Pasemos ahora a comprobar la idea de Dios, por la idea de Dios entiendo una substancia
inmutable, eterna e infinita, por la que yo y todas las demás cosas que podemos
observar o percibir por nuestros sentidos
han sido creadas y producidas.
De todo lo que hemos dicho acerca de la substancia
podemos afirmar: Dios es la causa
eficiente de todos los fenómenos que aquí se presentan, al ser verdadera y
poseer realidad objetiva, es evidente que esta causa produce efectos que son
los fenómenos que percibimos.
Por lo tanto se puede afirmar que Dios existe; porque, si bien la idea de la substancia está en mí, puesto que soy una
substancia, no tendría la idea de la substancia infinita, siendo yo finito, si
no hubiera sido puesta en mi espíritu por una substancia verdaderamente
infinita[5]
Techneo:
¿Cómo
es posible conocer la idea de un ser más perfecto que yo?
Filóteos: La
idea de Dios es clara y distinta, la cual posee de verdad absoluta y por lo tanto no debemos tacharla de
sospecha. Esta idea de un Ser omnipotente es plenamente verdadera y no es
posible dudar que su idea no nos
presente nada real, es decir, sus atributos -pensar, sentir, dudar, etc.- son
las prueba de su existencia.
Techneo basta que comprendas, todas las razones que te he
dado y que concibas en tu pensamiento todas las cosas que encierran alguna
perfección y por tanto realidad.
Recuerda que Dios es infinito y que la naturaleza del hombre no alanzará a
comprender completamente la infinitud, pero esto no es impedimento para concebir la idea de un Ser
superior[6].
Pero aquí cabría preguntarnos ¿de quién habré recibido mi existencia?[7]
Acaso de mí mismo o de todas las cosas externas que constituyen mi existir,
pero si yo dependiera de mí mismo no tendría la facultad de pensar, de
dudar o de sentir; porque recordemos que
todo estos atributos hacen parte de la naturaleza del alma. Así que, si pensamos todas estas cualidades como
propias es indudable que poseamos un alma sumamente superior a mí.
Y me preguntaras, si es posible creer que esté ser del cual
dependo no pueda ser Dios, pues es evidente que no, ya que; en la causa debe haber, por lo menos tanta realidad como en el efecto;
y si soy cosa que piensa y tengo alguna idea de Dios, es preciso que la causa
de mi ser sea también una cosa que piense y tenga la idea de todas las
perfecciones que atribuyo a Dios[8].
Fronéo
da fin a su discurso, una gran tormenta se avecina sobre la ciudad.
Es preciso concluir
ahora, esas grandes nubes que se encuentran encima de nosotros son la
causa de una gran tormenta, pero debo reconocer antes que la idea de Dios ha
quedado demostrada con toda evidencia, por el hecho que existo y que en mí se encuentra la idea de Dios.
Los
sacerdotes y misioneros cubren las cabezas con sus largas túnicas y se marchan como un rebaño de corderos
negros hacia la entrada de la iglesia. Techneo acelera su paso y llega a la casa de su maestro.
Fronéo:
Oh!
Techneo no te esperaba tan tarde, siéntate te encuentras bastante alterado, parece como
si hubieras visto un fantasma. Cuéntame qué te ha sucedido.
Techneo:
Maestro,
creo que he visto a Dios.
Fronéo: ¡Tonterías
Techneo!, no me digas que la causa de tu
retraso fue el detenerte en la plaza a escuchar a esa partida de charlatanes que
nada bueno han de traer a la razón del hombre.
Techneo: Así
es maestro, y me encuentro confundido,
es verdad que existe un ser superior a nosotros que nos brinda la facultad de
pensar y por lo tanto nosotros existimos.
Fronéo:
Hace
varias semanas que tuve una discusión bastante agitada con ese tal Filóteos y
enfurecido ante la fuerza de mis argumentos salió de la plaza, creí que no
volvería, pero ya ves, aquello dogmáticos nunca se cansan. Pero examinemos
Techneo la causa de tu perturbación.
Primero mostraremos el origen de las ideas y con esto se
dará paso a mostrar que las ideas provienen de las percepciones que tenemos del
mundo exterior, y que no son ideas
innatas impresas en nuestro pensamiento por algún Ser superior al hombre.
Recordemos que las percepciones se dividen en impresiones
e ideas, pues nuestras ideas simples derivan
de impresiones simples que luego se forman en ideas compuestas, así
todos nuestros pensamientos se derivan de impresiones de sensación, es decir,
de las percepciones.
Observa esto Techneo, si al cerrar tus ojos y pedirte que
pienses en la habitación en la que te encuentras ahora, y te pregunto qué es lo que ves, me mencionaras con exactitud las cosa que yo
puedo veo con mis ojos abierto[9], por lo tanto la idea
que tienes de la habitación fueron
impresiones que se marcaron en tu pensamiento al entrar al lugar. Si alguien quisiera
dudar de ello que muestre, cómo es posible concebir una idea simple que no surja de una impresión correspondiente
o que una impresión simple no provenga
de una idea.
Consideremos primero las impresiones y luego pasaremos a
las ideas, las impresiones se dividen en dos clases, por la sensación y
reflexión; El primer género surge en el
alma, originariamente por causas desconocidas. El segundo se deriva, en gran
medida, de nuestras ideas [10]
Así una impresión tomada de la sensación, son las que nos
hacen sentir, calor, miedo, frio, angustia etc., estas sensaciones se quedan en
nosotros como una copia que llamamos
idea. Cuando esta idea de calor o frío vuelven a presentarse producen nuevas impresiones que son llamadas impresiones de reflexión.
Techneo: Entonces
maestro, las ideas que están en nuestro
pensamiento copia de nuestras
impresiones dan origen también a otras impresiones e ideas.
Fronéo:
Esta es la relación que existe entre impresiones e ideas, que cada uno puede
ser a su vez simple o compuesta, con esto podemos esclarecer que nuestras ideas
no provienen de algún tipo de alma que se encuentra por fuera del hombre, sino
de nuestras impresiones. Pero profundicemos con mayor detenimiento la idea de
substancia.
Si la idea de substancia es posible esta debe provenir de una impresión y como lo dijimos anteriormente las
impresiones son de sensación o de reflexión, pues qué sentido tendría que la
substancia proviniera de una sensación y
si fuese de la reflexión sería difícil
concebirle a la substancia estados o
cualidades como son: las pasiones o las emociones.
Así que no tenemos ninguna prueba de la existencia de la
substancia, pues si tuviésemos una idea de substancia deberíamos tener una
impresión de dicha substancia, ya que toda idea deriva de una impresión.
Pero aquellos
hombres que defienden la existencia de la substancia afirman que: la substancia es algo que existe
por sí mismo, pero yo les pregunto, acaso todo lo que se concibe claramente no
debe existir y si la substancia no se presenta por medio de las impresiones, se
puede inferir que no es posible como idea.
Por más que busquen el origen de las ideas por fuera de
nuestras percepciones seguirán cayendo en equívocos metafísico, por lo
tanto si existiera una substancia inmortal, ya habría existido en nuestro
pensamiento antes que nosotros
mismos. Y si su existencia anterior no
nos concernió en absoluto, tampoco habrá de concernirnos su existencia posterior[11].
Techneo:
Ahora
comprendo maestro, que al cerrar mis ojos, tapar mis oídos y borrar de mi
pensamiento las imágenes corporales, como lo ordenó Filóteos, creí conocer mi
conciencia, pero lo que sentí fueron ideas de mi pensamiento.
Fronéo: Has
razonado correctamente mi querido Techneo, cuando nos analizamos a nosotros
mismos, lo único que encontramos son haces
de percepciones diferentes, que suceden unas a otras y que están en continuo
movimiento[12],
más no encontramos ninguna percepción por fuera de nosotros.
Toda idea que concebimos de nosotros mismo no es más
que producto de todas las experiencias
que hemos tenido, por lo tanto si creíste ver tú conciencia esta sensación fue
la idea que se tiene de sí mismo. Así aquello que esos hombres han llamado
substancia no es otra cosa que ideas.
Pues, cada vez que penetro en lo que llamo yo mismo,
tropiezo con una u otra percepción particular, de calor o frío, luz o sombra,
amor u odio, dolor o placer. Nunca puedo aprehenderme yo mismo sin una
percepción, y nunca puedo observar más que la percepción.[13]
Con los argumentos expuestos en esta larga noche, espero
que no te dejes engañar nuevamente de aquellos sofistas que no hacen otra cosa
que persuadir a los hombres de su recta razón y conducirlos a entidades
metafísicas inalcanzables para el entendimiento humano.
Por ahora debes
comprender que la existencia de una substancia es solo producto de la
imposibilidad de imaginar que nuestras ideas simples son la copia de una
impresión simple y nos
acostumbramos erróneamente a suponer
que la substancian es el origen de
aquellas ideas[14].
Techneo:
Veo
con mayor calidad, al dejarme persuadir por Filóteos aseguré que el origen de
nuestras ideas eran concebidas por una substancia absoluta e infinita,
plenamente verdadera de donde se originan todas las demás ideas de nuestro
pensamiento, llamado Dios.
Maestro pero me
surge una inquietud, la causa de una idea simple es la repetición de las
experiencias que se encuentran en nuestra mente.
Fronéo: No
podía ser de otra manera, pues aquellas
cosas de las que no tenemos experiencia directa, son justificadas únicamente por la experiencia, así la causa de
nuestras ideas simples están dadas por el hábito, por ejemplo: si dijo que el
sol saldrá mañana, por experiencias pasadas, es justificable decir que
efectivamente saldrá el sol. Por lo tanto, podemos inferir que nuestras
experiencias futuras serán iguales a las pasadas.
Techneo:
¿existe alguna justificación lógica o racional para concluir que nuestras
experiencias futuras serán similares a las pasadas?[15]
Fronéo:
En
estos tiempos se ha introducido en las academias el método deductivo que busca,
según ellos, ampliar el conocimiento científico, pero detengámonos en este cuestionamiento. Es
cierto que la inducción lógicamente es injustificable porque está fundamentada
en probabilidades de hechos pasados, es decir, no es la razón sino la costumbre
la que guía el entendimiento del hombre.
Sin embargo, algunos hombres afirman que no es posible
pensar de manera inductiva sino deductiva, es decir, a la hora de conocer no procedemos
de manera inductiva, eso es, no partimos de la experiencia particular e
inferimos una general, sino que
conocemos de manera deductiva; que consiste en formular hipótesis o conjetura y a partir de la experiencia buscamos falsarlas.
Ellos argumentaran algo como esto: la genuina inducción por repetición no existe. Lo que se asemeja a la
inducción es el razonamiento hipotético bien contrastado y corroborado de acuerdo con la razón y el sentido común, ya
que hay un método de corroboración- el intento de refutar una teoría
cuando parece posible su reputación. Si
fracasa este intento, puede hacerse con fundamento racional la conjetura de que
constituye una buena aproximación a la verdad- en todo caso mejor
que su predecesora.[16]
Según esta teoría la inducción no es posible verificarla
lógicamente o inferir de ella la verdad.
Techneo:
Entonces
¿No podemos obtener seguridad con la inducción, por medio de las continuas
repeticiones de los hechos de la experiencia?
Fronéo:
No
desde un punto de vista lógico, pero sí desde el racional[17], voy a mencionarte cuatro
argumentos que esclarecerán el método inductivo: primero, la inducción (es
decir, inducción por repetición) es totalmente válida desde un punto de vista
racional; segundo, en nuestras acciones o creencias confiamos en la existencia
de cierta realidad que no es totalmente caótica; tercero, a la vista de la (1), esta confianza es
irreparable irracionalmente y por último la naturaleza humana es esencialmente
irracional.[18]
Mi querido Techneo, ya se hace de día y me queda aún una cosa por mostrarte; no
cabe duda que las percepciones son posibles únicamente en la conciencia del
hombre, pues cuando dormimos caemos en la inconciencia y perdemos nuestras
ideas. Ahora te invito mi joven Techneo
a suprimir tus percepciones cayendo en el sueño profundo por los aromas del
alcohol.
Fronéo
saca una botella de vino y beben juntos hasta que el cielo deslumbra por
completo el crepúsculo del nuevo día.
[1]
Filóteo/ griego: amante de dios/ en
favor de la idea de Descartes sobre la posibilidad de la substancia.
Fronéo / grg: entendimiento o razón/ quien muestra el pensamiento de Hume y rechazará la existencia de la substancia
Techneo: / grg: técnica o ciencia/ discípulo de Fronéo
[2]
Descartes, 1990, p 58
[3] Ibíd., p 61
[4] Ibíd.,
p 63
[5]
Ibíd., p 68
[6] Aquí termina el primer argumento de la existencia de Dios, Filóteos dará pasa
a su segundo argumento.
[7] Ibíd., p 70
[8]
Ibíd., p 70
[9] El
ejemplo es tomado del primer libro del Tratado
de la naturaleza humana
[10]
Hume,1988, p 24
[11]
Hume, 1988, p 138
[12] Ibíd.,
1988, p 252
[13]
Ibíd., 1988, p 356
[14] Hasta aquí el argumento en contra de la
substancia de Descartes.
[15] Aquí se introduce el método deductivo de
Popper.
[16]
Popper, 1994 ,p 99
[17] Entendiendo
racional como posibilidad de la
impresión, pues las impresiones pueden
ser sensibles o racionales.
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